Una mujer que desafía a su tiempo.

La doctora Garrett Gibson, la única médico de toda Inglaterra, es tan atrevida e independiente como cualquier hombre, así que ¿por qué no rendirse a los placeres como hacen ellos? Sin embargo, nunca se ha dejado tentar por aventura amorosa alguna, demasiado ocupada en sus estudios y en su profesión. Hasta ahora. Ethan Ramson, ex detective de Scotland Yard, es un hombre galante y reservado. De él se rumorean muchas cosas, pero nadie sabe a ciencia cierta qué hay de verdad en su historia. A lo largo de una sola noche, Garrett y Ethan dan rienda suelta a sus deseos. Pero a la mañana siguiente, siguen siendo dos extraños.

Un hombre que rompe todas las reglas.

Ethan, un Ravenel despreciado por su padre, tiene muy poco interés en la sociedad elegante londinense. Sin embargo, no puede evitar sentirse fascinado por la osada y bella Garrett. A pesar de que ambos han jurado no volverse a dejar llevar por la tentación después de una apasionada noche de amor, juntos se verán envueltos en una conspiración política que pondrá en juego sus vidas y los límites que se han marcado.

Porque puede que sea más fácil vencer a sus enemigos, que derruir el dique que pone freno a sus corazones.

Han pasado algunos meses desde el incidente en el Haymarket y la doctora Gibson ha vuelto a sus actividades normales. Por las mañanas trabaja en el Centro Médico, en las tardes se dedica a su consulta particular y todos los martes visita el asilo para pobres. Una noche al terminar su jornada es atacada por un grupo de soldados e Ethan Ransom acude a su rescate. Ransom es un ex policía de Scotland Yard y a veces trabaja de forma particular para el señor Winterbone. Ha tropezado un par de veces con la dra. Gibson y tiene un aire misterioso que siempre la intriga, pero no es hasta este evento fortuito que empiezan a interesarse de forma evidente. No obstante, Ethan es muy claro con respecto a su situación: si no quiere poner en peligro su vida, no puede existir nada entre ellos. Su trabajo es muy peligroso y un día puede aparecer muerto.

Como he dicho en reseñas anteriores, Lisa Kleypas es una de mis autoras favoritas de romance histórico, y habiendo leído varias novelas de su autoría, puedo decir que esta es una de las que involucra mayor contexto histórico. Nos encontramos en 1876 y la doctora Gibson es la única mujer en Inglaterra que cuenta con licencia para ejercer la medicina. Debido a esto, sufre criticas constantes referentes a sus capacidades y su sexo y lucha por abrirse paso en un campo laboral dominado por los hombres. Es inteligente, valiente y tenaz, pero teme mostrar su lado más suave por miedo a que la juzguen o la tachen de sentimental.

Por su parte, Ethan ha tenido una infancia muy dura como hijo de un carcelero y no le tiene miedo a nada. Se enorgullece de ser frío y eficiente, pero hay algo en Garrett que saca lo mejor de él. La relación que se va formando entre ellos es muy dulce y me ha gustado muchísimo. Ambos se respetan y se tratan como iguales. Ethan jamás intenta cambiarla o decirle qué hacer, sino que confía en su juicio y la deja ser participe de sus pesquisas. Garrett se preocupa por su seguridad, pero jamás le reprocha o le exige. Al contrario, lo deja libre y espera a que regrese a su lado. Y eso es algo que la autora ha sabido aprovechar. Sus intercambios, la ternura que destilan, me han ganado por completo.

La trama nos introduce a un mundo de corrupción y conspiraciones políticas en una época donde Inglaterra e Irlanda mantenían agudas diferencias debido a las restricciones legales, sociales y obreras que sufrían los irlandeses. Por ello, los ingleses que no querían perder sus privilegios y se oponían a la independencia de Irlanda, se confabulaban para hacer caer el movimiento. Y aquí es donde entra nuestro protagonista. Ethan pertenece a una red de espías que busca asegurar el bienestar de la Corona británica, hasta que encuentra pruebas que incriminan a uno de sus superiores y decide tomar cartas en el asunto. Dicha intervención lo pondrá en riesgo a él y a todos los que lo rodean y será parte importante de los eventos que se desarrollan en la historia.

Esta segunda línea argumental ha sido la parte más floja del libro. Al principio, hay mucho misterio de por medio, pero poco a poco pierde la fuerza. Algunas situaciones se resuelven de forma demasiado conveniente y otras rayan en lo inverosímil. No puedo exponerlo a detalle, pero hay una operación bastante complicada que no creo que hubiera podido llevarse acabo con los conocimientos de la época. Reconozco que no sé mucho sobre medicina ni técnicas de instrumentación, pero sospecho que una intervención quirúrgica de ese tipo hubiera sido un hecho sin precedentes y hubiera dado mucho de que hablar.

Entre otras cosas, los personajes secundarios han vuelto a ver mermada su participación. Kathleen, Devon, Helen, Rhys y Cassandra aparecen en ocasiones muy puntuales y Gabriel y Pandora apenas son mencionados. El personaje que se salva y brilla con luz propia es West. Su presencia balancea la ecuación y brinda varios de los mejores momentos. A la fecha es mi personaje favorito de la serie y ya quiero leer la siguiente entrega para conocer su historia. Los que han seguido las pistas ya podrán adivinar quién es la misteriosa pelirroja que se menciona en la segunda mitad de la novela y estarán a la expectativa del siguiente libro.

Dejando eso a un lado, ha sido una lectura muy amena. La autora siempre trata de añadirle nuevos elementos a sus historias y aquí podemos ver lo limitadas que eran las opciones para la mujer con respecto a los estudios y a la superación personal. Lo inusual que era ver a una mujer dedicándose a las matemáticas o a las ciencias y el prejuicio con el que tenían que cargar. También, tiene toques feministas y habla sobre los roles de género y la igualdad entre las relaciones de pareja. Sin duda, es una serie que ha mejorado con cada entrega y se las recomiendo si buscan algo ligero o tienen ganas de romance.

«Desde que te vi, supe que serías mi porción del mundo. Siempre te he querido. Si pudiera elegir mi destino, nunca me separaría de ti. Acushla... latido de mi corazón, aliento de mi alma... no hay nada sobre la faz de la Tierra más hermoso y dulce que tú. Tu sombra en el suelo es el sol para mí».